viernes, 11 de marzo de 2011

Ritual de la alegría

El día se apaga y propone a la noche, noches de altas temperaturas son las que frecuentan el mes Febrero  (de esas que llaman por naturaleza, a ser acompañadas por una cerveza) pero no es lo único que caracteriza a este particular  mes. La luna ya acostumbra a los habitantes cuando a lo lejos, se ve llegar el primer micro. Definitivamente llego el  momento, las banderas flameando a lo lejos pintan de cuerpo entero este ritual, que convoca y conmueve tanto a grandes como a chicos. Ahí clarito viene el estandarte, copando la parada, sacando pecho por el barrio, por el carnaval y el júbilo. Acá si que se sabe de banderas, de sentimiento barrial, de zapatillas rotas de darle y darle al asfalto por amor. El barrio tira, de eso no hay dudas, pero esto también invita a más. Porque en este lugar, la diversidad convive palmo a palmo con la unión, el carnaval propone eso íntegramente.
La murga llega con las “mascotitas” de arranque (termino con el que se caracterizan a los mas chiquitos) son aquellos que llevaran el legado por siempre, los responsables de continuar en el tiempo con la tradición murguera. Unos metros  más atrás esta la percu, los bombos con platillos latiendo a flor de piel, los redoblantes dando brillo y, algún repique matizando con  estilo. Cada tanto se suma una trompeta y  en ciertas ocasiones, una viola asoma, pidiendo permiso, queriendo también ser parte del jolgorio. Banderas por doquier, paraguas, muñecos, disfrazados, colocan fantasía y color para los amantes del paisaje. Luego viene el resto de la murga, danzando y disfrutando, dejando la vida en cada patada, expresando el sentimiento, el “ser murguero” que tan bien los describe  y  les llena el alma.

Llega el momento de criticar, la murga baila pero también dice y es hora de escuchar. Pensamientos y perspectivas de órdenes estéticos, políticos y morales resuenan en el escenario. Algunos recordando viejos valores, que hoy parecen tan lejanos como una cinta de vhs, otros haciendo lo propio con melodías que se unen  directamente con una época determinada de la historia y por supuesto, como no puede  ser de otra manera, la critica a determinados políticos, actuales y pasados, sujetos de decadente campaña en el poder y muy dudosa integridad ética y moral, que supieron hacer mucho daño. Te las canta de una, con picardía y mucho humor, pero te las canta bien clarita, para que hasta el mas zonzo (o a esos extraños sujetos  que les encanta hacerse los zonzos) también entiendan de que se habla .Se arma la ronda, el baile y el estirpe murguero  se vuelven protagonistas honorarios en la noche de todos, el momento de mayor goce toma la imagen central, a bailar y disfrutar a moverse cien por cien, a quitarse las penas con alegría  irrefrenable.
Posteriormente, el momento de la despedida, aquellos “dolores dulces” .Los murgueros se suben a esta expresión de diccionario del corazón, para empezar a marchar, pero tranquilos, a no desesperarse, que prometen volver….

La cultura popular, encuentra un  exponente muy claro en los carnavales porteños, hay pocos lugares donde las diferencias generacionales quedan  tan claramente en segundo plano como aquí. Los nenes bailando y llenando de espuma la noche, los mas grandes  soñando despiertos entre murgas,  con algún romance que este dispusto a aparecer y los aun mas grandes, con sus hijos o nietos llenándose de juventud hasta la ultima gota, con los bailarines de turno.
La murga representa  celebración, alegría y pasión pero también integración. Este arte popular llama a la unidad, a sentirse parte de algo, y desde ahí poder bailar, también criticar, pero eso si, siempre construyendo, siempre tirando para adelante.
Con esfuerzo y mucho entusiasmo son llevadas estos movimientos populares. Practicas de unión, esas que te llevan a compartir algo con alguien, sin tener la necesidad de conocerle la cara previamente ni saber su nombre. No puedo dejar de marcar que aun, hay mucho por mejorar. Fundamentalmente en el orden organizativo como así también, en buscar una mayor participación del publico en el evento. Pero esto será así, si y solo si se encuentra por detrás un estado comprometido con la cultura, reconociendo a  la cultura popular, la cultura de todos, la tuya y la mía, como esta, que viene de larga data y esperemos que siga así por siempre. Siendo cada Febrero testigo directo de estos carnavales, de estos rituales de la alegría.

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