lunes, 18 de abril de 2011

Dulce Espera (Parte 1)

El loco estaba ahí, tanteando, sentando en el cordón. Nunca camino por esa calle, ni siquiera en aquel barrio, pero ante la noticia de un suculento botín se mando a averiguar que tan cierto era esa punta. El horizonte de esa cuadra eran casas chalet, algún que otro PH, y las persianas bajas de varios depósitos. Un geriátrico con el frente color celeste, y varias miradas desde una ventana enrejada mirando hacia fuera, hacia la calle, hacia la libertad, era un dato a considerar. Autos, motos y alguna que otra bici lejana retumbaban ante el imponente y temeroso empedrado, con sus baches escondidos. Tan temprano no era, pero aun movimientos en esa dirección no se habían producido. El pibe, pucho tras pucho, ya se estaba impacientando de tal espera y eso que recién transcurriendo dos horas y monedas.
La doña fue y volvió del almacén con su viejo carro ruidoso, un “nene bien” saco al perro y jamás volvió y de vuelta, en manada con sus fuertes murmullos, volvían los niños de blanco guardapolvo a sus casas. Lo mas atractivo de la mañana fue la flaca que salio del 364 rumbo a vaya saber donde, pero con un tan lindo andar que el muchacho no soltó ni un piropo ni un chiflido, simplemente una mirada constante hacia ella, que no se dio por aludida. Pasaba el mediodía, se cumplían las casi 4 horas de espera y del numero señalado, capicúa,  en cuestión ni novedades. Decide, resignado, irse y volver al día siguiente, y de yapa acorralar a Lito por la tarde, el cincuentón carnicero de su barrio que susurro ese laburito.
Inclinando la mirada hacia la ventanilla, entre tanta gente acorralada arriba del 112, el empieza a desconfiar del laburito. “Tan fácil no puede ser, con tan minima seguridad no es posible que saquen a la calle semejante monto, esta vez mepa que la pifio feo Lito” repetía en su cabeza una y otra vez hasta llegar a su destino: Estación Lanus. Camino las mas de 20 cuadras hasta su barriada y lo primero que hizo fue caerle a la carnicería a Lito. Llego a la esquina pero arrugo. Entre tanto rosqueo dentro su cabeza hablar ahora no iba a servirle, se fue a tomar unas frescas con los pibes y por la noche hablar con el querido “profe”.
 El carnicero tiene su fama a cuestas de su aguante: uno de los “grandes” de la barra granate que vivió cientos batallas campales contra hinchadas rivales desde sus tiernos 15 años. Ya desde pibe le gustaba la pelea y el delinquir. Estuvo sus 5 años en la oscuridad por un secuestro a un empresario de Quilmes que no termino con final feliz. Luego de tener su cuarto hijo, se retiro de las cuestiones ilegales, en la cancha no se sube mas a los fierros, ni se pelea, y se puso la carnicería con dinero ganado de su último gran botín. Lito le pasa estas informaciones al pibe, porque sabe en estos temas el pichón es una luz. Tantea la zona, la piensa, acciona y si se pudre todo no piensa ni un segundo en disparar, a quien fuese, con tal de que salga bien la operación. El guacho sabe, no es un malandra que rastrea celulares, el va a lo grande. Y por ahora, en todas sus jugadas salio ileso y victorioso.
La noche llego y 9 en punto el pibe le cayo al Lito. Le informo su duda ante tal jugada, su poco convencimiento. El “grande” lo mira y se queda callado, como pensando. Luego de varios segundos en silencio le dice:
-         A mi el dato me llego de buena fuente.
-         Si, todo bien, pero hoy no paso ni Cristo.
-         Bueno mira pibe, anda mañana. Y si sigue sin haber movimientos, cáete el miércoles. Y si el miércoles tampoco pasa nada, listo ya fue. Y te pido disculpas por el mal entendido.
-         Quedamos así Lito. Mañana hablamos.
Caminando hacia su casa, el pibe estaba un poco más confiado y menos exigido también. Si salía la jugada era un golazo de media cancha en el último minuto. Y si la info era errónea, borrón y cuenta nueva. Más de allá de su laburo, y todo lo que implica transpirar de esa manera, sus últimos pensamientos antes de descansar se centraban en la muchacha linda infinita del 364.
Entre la oscuridad y la niebla siendo, según el reloj las 6am, el pibe se levanta. Mate, búsqueda de abrigo y a salir a calle. Luego de viajar poco más de 60 minutos, llega a esa cuadra, a ese portón, a tal sueldo y al alto cordón que oficia de asiento…

lunes, 11 de abril de 2011

Primer Amor

La ansiedad crece mientras me acerco metro a metro.Desde lejos ya lo veo rozagante, imponente y hermoso, un paisaje que se abre de par en par, que me invita, que me tienta y me provoca a conocerlo. Si habrá historia en este lugar, un verdadero coliseo para los rivales. Para nosotros, un teatro siempre abierto al espectáculo, al goce por la estética, a las pasiones mas frenéticas y por sobre todas las cosas, el escenario predilecto para las expresiones mas significativas, capaces de definir en una gambeta, en una pared, en un grito de gol y en otro de campeón. Las raíces, el argumento más puro y esencial que eleva esta camiseta. Por acá paso Labruna y lo hizo su casa, también dibujo “el Beto” haciéndose estandarte con deleite, danzó sus piezas el mejor Ortega y cayo rendido de admiración ante la figura de un príncipe oriental.Un payaso y un conejo anduvieron por aquí, sacándonos carcajadas por doquier, haciendo de este templo del buen futbol, el ultimo lugar en el mundo, donde pretendían estar los integrantes de la escuadra visitante, un domingo por la tarde.
Me propone un basto número de escalones, que debido a mi ansiedad insoslayable,  se vuelven eternos. Con ilusión las transito, la escena esperada cada vez esta más cerca. Por fin llego a la tribuna y encuentro a una multitud de almas predisponiendo a sus gargantas, llenándose de aire los pulmones, produciendo un grito certero, profundo, manifestando de esta manera, la intensidad que promueve la pasión en estado puro. Busco mi lugar en la tribuna, lo siento cerca, se que lo voy a encontrar y también se que me esta esperando desde hace mucho.
Sin lugar a dudas esto es monumental, expansivo por donde se lo mire, también lleno de mística y gloria en cada centímetro. Se me vinieron 109 años de historia encima de un sacudón, me siento una hormiga en este “inmenzo” lugar, uno de los tantos átomos conformando una molécula.
Es difícil bajar la adrenalina, muy difícil. Una multiplicidad de banderas decoran la imagen, frases de amor, juramentos de fidelidad y próceres futbolísticos descansan en cada una de ellas. Los bombos empiezan a sonar y así la temperatura sube. La fiesta se agiganta cada vez más, y erosiona definitivamente cuando un León viejo y muy sabio, con pinta de guerrero, sale al frente del equipo. En ese momento una sensación inexplicable me corrió desde los pies hasta la cabeza. Intento encontrar palabras, adjetivos o algún tipo de manifestación del lenguaje que me sirva para transmitirla en este humilde texto. Pero es en vano, no puedo y creo que no podré hacerlo. Reflexionando un poco me acordaba de aquello de que “el amor no se puede explicar, hay que vivirlo”.Un tiempo después me di cuenta de eso, algo de cierto había en esa vieja y trillada frase (aunque no por esto menos verídica). Por fin había llegado, por fin había conocido el amor. Seguramente vendrán muchos mas (y espero que así sea) pero nunca me voy a olvidar, que en esa tarde única e irrepetible, llego el día en que te conocí.

lunes, 4 de abril de 2011

Siga Siga (Parte 3)

Parte 1                        

La “Juve” de Beccar empieza el año 2002  jugando contra el débil Deportivo Paraguayo en el siempre difícil “Juan Antonio Arias”, cancha de Liniers. Ya promediando el primer tiempo el conjunto fogonero tenía 2 de sus defensores amonestados, Iarossi y Pampillon,  por supuestas faltas al delantero Guarani Pereyra, que en cada roce con sus adversarios se tiraba al piso como si le hubieran pegado un facazo. El pito del partido, Cristian Fernández, junto con sus jueces de línea, empezaban a inclinar la cancha para desestabilizar al gran equipo chico de Zona Norte. El primer tiempo termina en 0, con dos malas amonestaciones y un gol mal anulado al  “rengo” Gimenez. En segundos de comenzar  el segundo acto Junior Pérez se la pasa a Gimenez, este mete un bombazo al corazón del área, y Santi Insaurralde, con la lengua afuera pero llegando, la retiene, le pega y liquida al pobre y solitario arquero. Gol. Uno a cero y un grito mas que estruendoso en la celebración. A Paraguayo lo deja K.O. y luego de este gol tempranero el “trico guarani” no da pie con bola. Los minutos pasan y en la única llegada al arco fogonero defendido por Errea, Pereyra cae al piso tan fuerte que hizo retumbar a todo el municipio de La Matanza, y por una simple falta cometida por Pampillon el juez no duda: amarilla mas amarilla es igual a roja. Con uno menos y a 25 minutos del final, tiro libre peligroso para el local, que sin pestañar convierte en gol el mediocampista Carabajal con una aplaudible pegada. Nada que hacer para Errea y los guantes blancos de la asociación de futbol se mete de por medio en tal lindo deporte, y tan lindo juego y fuerza del Juventud. El nerviosismo recae en el “pichón” Santillán y por una falta no cobraba hacia su persona, estalla en puteadas e invitaciones al “mano a mano” al hombre negro: nueva tarjeta roja y a sentir el placer de sufrir con dos hombres menos. En tiempo adicional y en esos contraataques a puro huevo y corazón, el experimentado Gimenez infla la red del arco contrario y decreta el 2 a 1. No había tiempo para más, a pesar de adicionar mas 3 minutos el cuervo Fernández, la débil delantera de Paraguayo no podrá lograr el heroico objetivo del empate. Victoria para el Juventud, y a seguir soñando a pesar de todo.
La semana transcurre tranquila para los jugadores, pero con el compromiso fuerte de entrenar, seguir ahí arriba de la tabla, ayudar a su club y a su barrio en momentos difíciles de fáciles gatillos y grandes injusticias.
Un sábado en el cual los pájaros se caían de los árboles (?) la “Juve” de Beccar enfrenta a Villa San Carlos en el reducto fogonero. Con una aceptable concurrencia de más de mil personas comienza el match. Pasando los 12 minutos con un juego trabado, impreciso y a pleno pelotazo al corazón del cielo, así a los ponchazos el equipo visitante consigue el 1 a 0, gracias a la astucia de Cepedo, goleador de los de Berisso. El Juventud entro dormido a la cancha, casi te diría con la almohada en la cabeza, y aun así cuesta abajo no puede despabilarse. Pases errados, pelotazos sucios al campo contrario hacia la nada, era la débil contestación del equipo maravilla vestido de violeta y amarillo, que llego al arco rival en una débil oportunidad. Pasaron los minutos y la primera etapa cierra una horripilante actuación de mal futbol.”Esta tarde cueste lo que cueste…” proponían desde los tablones los muchachos, y los jugadores lo escucharon, lo entendieron, les dieron bola (?). Pelotear los últimos 5 minutos del entretiempo los 11 titulares en pleno campo de juego daba una pauta, una idea de que este equipo no se iba quedar atrás, que este equipo la peleara hasta donde puedan sus fuerzas.  El segundo periodo comienza a lucir su buen trato al balón la “Juve”, y es de esta manera que consigue el empate a los 7 minutos. Pases a dos toques ganadoras de terreno entre Mosqueda, Irazoqui y el “rengo” Gimenez, pase profundo para Junior Pérez que ahí, en el comienzo del área, la clava por abajo al palo contrario del arquero. Golazo, y abrazos de los locales. Complicado y perdido sin rumbo el equipo “villero”.  5 minutos después, y nuevamente gracias a una jugada colectiva, el “fogonero” da vuelta el marcador. Desde atrás de todo Iarossi aparece por el costado izquierdo y rompe el arco. Gol y el alivio de los de Beccar. De ahí en más Villa San Carlos se caía a pedazos y los temibles goleadores del puntero no perdonaron. A los 20 minutos, gracias a un tiro libre cercano al área, Astudillo se reencuentra con el gol. Diez minutos más tarde, el histórico Gimenez aprovechando un tiro de esquina, cabecea como se debe, gol y 4 a 1. El jolgorio brotaba de la tribuna. Los cánticos de la hinchada fogonera en momentos se volvían masivos de toda la afición. A 5 minutos del final, y en gran corrida desde su posición, Mosqueda se encuentra solo con el arquero, lo deja tirado por el piso, y sutilmente mete la pelota en la valla rival. 5 a 1 y aun se mandaba para adelante Juventud para meterla una vez mas, y lo consigue. Luego de 14 pases seguidos con su “ole” debidamente recitado por la parcialidad, Insaurralde sentencia el 6 a 1 y su equipo da cátedra de cómo se puede jugar buen futbol, de cómo despertarse de un primer tiempo olvidable. Final del partido y Juventud de Beccar líder indiscutido. La hinchada victoriosa despedía, con una sonrisa picara, a Villa San Carlos con “Siga siga bailando que se va a enloquecer”. Luego, a sus jugadores lo inundaron de un aplauso sostenido, fuerte y el “Dale Juve dale”.