jueves, 17 de marzo de 2011

Parar La Pelota

Parar un poco y tomar aire, bajar un cambio, mirar a los costados y  pensar. Fijarte si te va, si así como viene la mano, es  como vos lo pensaste y fundamentalmente, como a vos te gusta. A veces la rueda nos marea, y nos hace formar parte de ella, nos propone un juego basado en el vértigo, en la velocidad y sin darnos cuenta, somos el motor de la misma. Hay que parar la bocha y mirar otros paisajes, empezar a considerar otros escenarios posibles. Acercarse a uno mismo, con la astucia de preguntarnos que queremos y si lo que hacemos, tiene algún correlato con aquello. De casa al trabajo, del trabajo a la facultad (si es que tengo esa posibilidad) y de ahí a realizar algún trámite ocasional que siempre se suma. El Bondi que se me escapa, el reloj que me pelea, encima no comí nada, pero bueno, me mando algún lugar de comidas rápidas (¿comida rápida?) y listo. Sigo y sigo, camino, troto, corro, transpiro pero sigo. Estamos ubicados en un sistema que te quiere  a full todo el tiempo, sumándole a esto, las imposiciones sociales que conllevan en si, en forma dogmática, criterios de proceder coercitivos, siendo insoslayable para cualquier individuo que forma parte de una determinada cultura
El juego esta planteado de esa manera, de forma mecanizada, donde los jugadores no caminan sino que  corren,  miran pero no ven nada (ni se ven), escuchan pero no oyen (ni se oyen). De esa manera se acota el tiempo del pensamiento, del disfrute y el goce. El peso que ejerce el “debo” sobre el “quiero”, ubicándose  el primero como eje fundamental.

Mientras escribo esto me pregunto acerca de la libertad y su definición, como así también, sobre su  práctica. ¿Como se llega a ella? ¿Qué es verdaderamente ser libre? O mas aun, ¿Existe realmente? No son mis intenciones dar respuestas inmediatas a esta serie de preguntas, pero por lo pronto, me contento con el intento de hacerlo y el ejercicio que promueven las mismas. Este texto pretende fomentar  un espacio determinado para estos interrogantes,  el espacio de uno, para pensarnos a nosotros mismos. ¿Es acaso el ritmo con el que quiero convivir día a día? ¿Hago realmente lo que me gusta?, ¿Por qué realizo determinadas acciones a  pesar de que me generen un fastidio supremo? También preguntarnos por nuestros amores, cuestionándonos con el fin de saber cuales son realmente  y cuan cerca de ellos estamos. Cada uno es el mejor  emisor y receptor, de dichas preguntas y reflexiones. . De una vez por todas poder salir del laberinto, parar la pelota y jugar...

No hay comentarios:

Publicar un comentario