lunes, 11 de abril de 2011

Primer Amor

La ansiedad crece mientras me acerco metro a metro.Desde lejos ya lo veo rozagante, imponente y hermoso, un paisaje que se abre de par en par, que me invita, que me tienta y me provoca a conocerlo. Si habrá historia en este lugar, un verdadero coliseo para los rivales. Para nosotros, un teatro siempre abierto al espectáculo, al goce por la estética, a las pasiones mas frenéticas y por sobre todas las cosas, el escenario predilecto para las expresiones mas significativas, capaces de definir en una gambeta, en una pared, en un grito de gol y en otro de campeón. Las raíces, el argumento más puro y esencial que eleva esta camiseta. Por acá paso Labruna y lo hizo su casa, también dibujo “el Beto” haciéndose estandarte con deleite, danzó sus piezas el mejor Ortega y cayo rendido de admiración ante la figura de un príncipe oriental.Un payaso y un conejo anduvieron por aquí, sacándonos carcajadas por doquier, haciendo de este templo del buen futbol, el ultimo lugar en el mundo, donde pretendían estar los integrantes de la escuadra visitante, un domingo por la tarde.
Me propone un basto número de escalones, que debido a mi ansiedad insoslayable,  se vuelven eternos. Con ilusión las transito, la escena esperada cada vez esta más cerca. Por fin llego a la tribuna y encuentro a una multitud de almas predisponiendo a sus gargantas, llenándose de aire los pulmones, produciendo un grito certero, profundo, manifestando de esta manera, la intensidad que promueve la pasión en estado puro. Busco mi lugar en la tribuna, lo siento cerca, se que lo voy a encontrar y también se que me esta esperando desde hace mucho.
Sin lugar a dudas esto es monumental, expansivo por donde se lo mire, también lleno de mística y gloria en cada centímetro. Se me vinieron 109 años de historia encima de un sacudón, me siento una hormiga en este “inmenzo” lugar, uno de los tantos átomos conformando una molécula.
Es difícil bajar la adrenalina, muy difícil. Una multiplicidad de banderas decoran la imagen, frases de amor, juramentos de fidelidad y próceres futbolísticos descansan en cada una de ellas. Los bombos empiezan a sonar y así la temperatura sube. La fiesta se agiganta cada vez más, y erosiona definitivamente cuando un León viejo y muy sabio, con pinta de guerrero, sale al frente del equipo. En ese momento una sensación inexplicable me corrió desde los pies hasta la cabeza. Intento encontrar palabras, adjetivos o algún tipo de manifestación del lenguaje que me sirva para transmitirla en este humilde texto. Pero es en vano, no puedo y creo que no podré hacerlo. Reflexionando un poco me acordaba de aquello de que “el amor no se puede explicar, hay que vivirlo”.Un tiempo después me di cuenta de eso, algo de cierto había en esa vieja y trillada frase (aunque no por esto menos verídica). Por fin había llegado, por fin había conocido el amor. Seguramente vendrán muchos mas (y espero que así sea) pero nunca me voy a olvidar, que en esa tarde única e irrepetible, llego el día en que te conocí.

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